El cuidado de los ojos en las piscinas.
Con frecuencia hacemos uso de las piscinas, no solo en el verano,
sino también en el invierno y eso hace que los ojos se enrojezcan y nos
molesten. ¿qué podemos hacer? Aquí dejamos algunos consejos básicos.
1- Un mantenimiento adecuado del agua evita el riesgo de
infecciones.
El cloro es una sustancia que mantiene el agua limpia de impurezas
y evita el riesgo de contraer infecciones, pero por otro lado es un agente
irritante para la piel, mucosas respiratorias y especialmente para nuestros
ojos. Por ello es importante que el agua haya sido debidamente tratada para
evitar esos problemas de irritación ocular, picores, etc.. que con frecuencia
se producen al salir del agua.
2- El ambiente debe ser el adecuado.
Especialmente cuando estamos en recintos cerrados y más todavía en
invierno por el uso de calefacciones y la poca renovación del ambiente, los
productos antisépticos pueden producir un aumento de la irritación ocular, lo
cual evitaremos con una adecuada renovación del aire de forma periódica o bien
ventilando dichos espacios cerrados.
3- Preparémonos adecuadamente antes de entrar en el agua.
No solo es importante que no tengamos problemas nosotros mismos,
sino que igual de relevante es que no seamos nosotros los que generemos esos
problemas en otras personas. Así una medida adecuada es antes de entrar en el
agua ducharnos para eliminar de la piel todos aquellos productos (cosméticos,
colonias, cremas, suciedad…) que al disolverse en el agua pudieran originar irritaciones
o toxicidades en otras personas. Evitemos de esta forma ser nosotros los
causantes de lo que intentamos evitar.
4- Unas correctas medidas de protección.
En relación con lo anteriormente comentado estaría el empleo de un
gorro de ducha para preservar la higiene dentro de la piscina, pues en el pelo
se acumulan muchas sustancias cosméticas y de suciedad que puede diluirse en el
agua. Igualmente el empleo de unas gafas de buceo es algo esencial para evitar el
contacto directo de nuestros ojos con el agua y por tanto con cualquier directo.
5- Enseñemos normas higiénicas esenciales.
Enseñemos a nuestros hijos a usar adecuadamente los servicios de
la piscinas antes de bañarse, para evitar que la orina inadvertida o no, se
mezcle con el agua, generando otro potencial irritante para nuestros ojos. La
piscina no es un gran servicio.
Así mismo evitemos el baño si tenemos alguna enfermedad
potencialmente contagiosa, especialmente conjuntivitis o si padecemos algún
tipo de herida en la piel.
6- Tras el baño unos mínimos cuidados esenciales.
A pesar de todo pueden existir agentes irritantes o incluso
bacterias que no son eliminadas totalmente por el cloro, o cual hace que
debamos adoptar algunas medidas básicas tras el baño, como es darnos una ducha
para eliminar dichos agentes potencialmente nocivos y si es posible instilar
unas gotas de suero fisiológico o lágrima artificial sobre nuestros ojos que si
además tenemos la posibilidad de haberlas conservado en frío, tendremos un
efecto descongestivo añadido al efecto de lavado que pretendemos.
En resumen, el empleo de piscinas con un adecuado mantenimiento y
cuidado del agua, un ambiente adecuado y no demasiado cargado, sumado a unas
medidas higiénicas básicas y una vestimenta adecuada, puede hacer que nuestros
baños sean un tiempo agradable y libre de riesgos para nuestros ojos.
Dr. Carlos Laria Ochaita.
Director Unidad de Oftalmología Pediátrica y Estrabimos
Clínica Baviera de Alicante y Valencia.
www.drcarloslaria.es